domingo, 9 de marzo de 2008

El teatro posterior a la guerra

Las duras condiciones de la posguerra afectaron a la creación literaria y, como es de esperar, la producción teatral no se iba a ver libre de dificultades.

El teatro vivió durante la posguerra una intensa crisis general: los autores escaseaban y padecían una férrea censura, el público y los empresarios no están dispuestos a la innovación por lo que el teatro se reduce a un mero espectáculo para la diversión. En esta época aparece, además, un competidor feroz: el cine.
Su clasificación se puede realizar mediante el siguiente esquema:

TEATRO DE POSGUERRA

1. Década de los 40

    • Teatro triunfante
      • Alta comedia benaventina.
        • Autores relevantes: Juan Ignacio Luca de Tena, Joaquín Calvo Sotelo, Victor Ruiz Iriarte, José López Rubio, Edgard Neville.
        • Teatro histórico y triunfalista (recuperar las glorias del pasado imperio español)
        • Diálogo agudo y brillante.
        • Obras bien hechas con ciertas dosis de crítica moderada.
      • Teatro de humor.
        • Autores: Jardiel Poncela y Miguel Mihura.
        • Situaciones inverosímiles y absurdas.
    • Teatro soterrado.
      • Teatro comprometido y existencial.
        • Buero Vallejo con su obra "Historia de una escalera" (1949).
        • Alfonso Sastre con su obra "Escuadra hacia la muerte" (1953).
Años 40
En clara síntesis con lo que ocurre en Europa, el panorama de la escena española en estos mismos años resulta muy pobre y a ello contribuyen, en gran medida, las circunstancias políticas e ideológicas resultantes de la guerra civil.
En los primeros años de la posguerra, toda la vida cultural española decae y esto se nota principalmente en el teatro. Este, que en el 36 se encontraba bastante renovado, cae en los años 40 con extraordinaria fuerza, ya que muchos de los protagonistas de la renovación murieron -Valle Inclán, Lorca, Unamuno- y otros marcharon al exilio -Casona, Alberti-.
El grupo más importante de autores, si atendemos a la aceptación por parte del público burgués que asistía a los teatro, es el formado por lo que Ruiz Ramón ha denominado representantes de un teatro público, continuadores de la concepción estética y dramática de Benavente. Algunos de sus cultivadores habían estrenado antes del 36 -Péman, Luca de Tena, López Rubio, Calvo Sotelo-; otros empiezan a estrenar en los 40 -Ruiz Iriarte, Edgard Neville-, siendo este un teatro que perdura durante más de veinte años. Este teatro, mayoritario y de clase, sirvió con maestría los gustos de un público, el burgués, pero no intentó cambiarlos, cumpliendo la misma función de censores, guías o divertidores, característica del teatro tradicional, sin poner en cuestión dicha función ni el sistema de valores en que se funda y, en ese sentido, esta dramaturgia ha quedado desfasada con respecto al nuevo teatro contemporáneo.

Característicos de estos dramaturgos y sus obras es lo siguiente:
    • Se concede importancia a la obra "bien hecha".
    • Intención crítica dosificada.
    • Ideología tradicional, que proclama una primacía de los valores espirituales sobre los materiales.
    • Monotonía temática: adulterio, infidelidad, conflicto generacional.
La alta comedia benaventina es un subgénero basado en el diálogo agudo y brillante; que realiza un teatro histórico y triunfalista, en el que se intenta recuperar las glorias del pasado Imperio Español.

Principales autores de la comedia benaventina:
  • Jacinto Benavente (Madrid, 1866-1854).
Ingresa en la Real Academia Española en 1912 y ocupó en 1918 un escaño en el Congreso de los Diputados. Conquistó varios galardones: Premio Nobel de Literatura en 1922, Gran Cruz de Alfonso X el Sabio en 1924 y la Medalla de Mérito en el Trabajo en 1950.
Abordó casi todos los géneros teatrales: tragedia, comedia, drama y sainete. La comedia benaventina típica, costumbrista, moderna, incisiva, supone una reacción contra el melodramatismo desorbitado de Echegaray. Cuando murió había escrito en total 172 obras entre las que cabe destacar: Rosas de otoño (1905), Los intereses creados (1907), Señora ama (1908), El nietecito (1910), La malquerida (1913), La ciudad alegre y confiada (1916), La honradez de la cerradura (1942) y la Titania (1946).
  • José María Péman (Cádiz, 1897-1981).
Político conservador, poeta, escritor, periodista y orador. Cultivó todos los géneros literarios en un estilo equidistante entre el clasicismo y el modernismo. Como autor teatral cultivó el drama histórico-religioso en verso (El divino impaciente, Cuando las Cortes de Cádiz y Cisneros), la temática andaluza (Noche de levante en calma) y la comedia costumbrista (Julieta y Romeo y El viento sobre la tierra). Su estreno mas irreverente fue "Los tres etcéteras de don Simón" (1958).
Realizó adaptaciones de obras clásicas (Antígona, Hamlet y Edipo). En 1936 es elegido miembro numerario de la Real Academia Española.
  • Juan Ignacio Luca de Tena (1897-1975).
Fue un comediógrafo, diplomático y periodista. Su interés por el teatro comenzó pronto con la comedia "Lo que ha de ser". Pero su gran éxito llegó con la farsa "¿Quién soy yo?" (1935), por la que ganó un premio otorgado por la Real Academia. Su comedia más citada es "Don José, Pepe y Pepito" (1952). Por su obra "Dos mujeres al las nueve" (1949) ganó el premio Nacional Jacinto Benavente. Otras obras destacables son: "¿Dónde vas Alfonso XII?" (1957), "¿Dónde vas triste de ti?" (1959).

  • Joaquín Calvo Sotelo (La Coruña, 1905 - Madrid, 1993).
Periodísta y autor dramático, fue miembro de la Real Academia Española, donde ingresó en 1955 con un discurso sobre El tiempo y su mudanza en el Teatro de Benavente y presidió la Sociedad General de Autores entre 1963 y 1969. Buen articulista, como dramaturgo es un fino humorista y un magnífico dibujante de caracteres, dominador como pocos de la técnica teatral. Sabe cómo hacer brotar en su teatro la hipocresía moral, el materialismo y las miserias de la mediocre sociedad burguesa surgida tras el Franquismo, porque es esencialmente un moralista. Su ideología, conservadora y profundamente cristiana, le sirve a veces para resolver sus obras, como en el caso de La Muralla. Su bautismo en el teatro fue en 1932, cuando estrenó su obra A la tierra, kilómetros 500.000. A esta siguió en Madrid El rebelde (1934) y El alba sin luz (1937) en Buenos Aires; después, La vida inmóvil (1939), Cuando llegue la noche y La última travesía (1943). La Real Academia Española le premió dos veces, una con el premio Piquer de comedia en 1939 por La vida inmóvil y otra con el premio Espinosa y Cortina de 1945 por La cárcel infinita. También recibió el Premio Nacional de Teatro Benavente durante dos años consecutivos por La visita que no tocó el timbre (1950) y por Criminal de guerra (1952). Su mayor éxito, y a escala internacional, fue La muralla, una pieza de tesis muy polémica y traducida a varios idiomas, en la que se demuestra la hipocresía de la clase burguesa.
  • José López Rubio (Granada, 1903 - Madrid, 1993).
Guionista, autor dramático, director de cine, historiador del teatro y humorista español de la Generación del 27. Frecuentó las tertulias del Café Platerías y la de Ramón Gómez de la Serna en el café de Pombo, lo que marcó su humor con el sello de la vanguardia que este representaba. Recibió el premio ABC de autores noveles por su comedia De la noche a la mañana (1928), en colaboración con Eduardo Ugarte, estrenada al año siguiente en el teatro Reina Victoria. Con el mismo colaborador escribió La casa de naipes (1930), estrenada en el Teatro Español de Madrid. También escribió piezas teatrales en colaboración con Enrique Jardiel Poncela y Edgard Neville. Interrumpió su actividad teatral por la cinematográfica. Reemprendió su actividad teatral en 1949 al estrenar Alberto. Pero de su obra teatral de posguerra destaca en especial Celos del aire (1950), por la que obtuvo el Premio Fastenrath de la Academia. Estrena sucesivamente Veinte y cuarenta (1951), Cena de Navidad (1951), Una madeja de lana azul celeste (1952), Estoy pensando en ti (1951), El remedio en la memoria (1952), La venda en los ojos (1954), La otra orilla (1955), El caballero de barajas (1956), La novia del espacio (1956), Un trono para Cristi (1956) y Las manos son inocentes (1958), Diana está comunicando (1960), Esta noche tampoco (1961), Nunca es tarde (1964), La puerta del ángel (sin estrenar entonces, pero estrenada muchos años después en 1986).
  • Edgard Neville (Madrid, 1899-1967).
Fue un escritor, autor de teatro, director de cine y pintor español. Debido a su adscripción al bando franquista y a que su actividad fue desarrollada en la industria del entretenimiento, y cultivando sobre todo el humor, no fue incluido por lo general entre la nómina de intelectuales de la Generación del 27. Edgard optó por un humor no comprometido políticamente, que cultivó en todos los géneros: teatro, poesía, novela, cine, pintura, etc.


En estos mismos años, cobra especial fuerza el teatro de humor, en el que destacan Miguel Mihura y Enrique Jardiel Poncela.
Jardiel (Madrid, 1901-1956) escribió gran parte de su obra antes de la guerra -"Usted tiene los ojos de mujer fatal", "Angelina o el honor de un brigadier", "Cuatro corazones con freno y marcha atrás"-, pero son más abundantes las obras escritas después de la guerra, en los años 40 -"Eloísa está debajo de un almendro", "Los ladrones somos gente honrada" y "Los habitantes de la casa deshabitada"-. Su teatro representa uno de los intentos vanguardistas más notables de nuestro siglo, ya que pretende transformar las raíces y motivaciones del humor español basadas en unos esquemas agotados y llenos de limitaciones. Su teatro está regido por una aspiración a la inverosimilitud lo que le lleva a llenar su obra de situaciones incoherentes y ridículas. Su mayor limitación está en que supeditó su invención dramática al éxito, aunque para ello tuviera que conceder más de lo deseable a los públicos concretos para quienes escribía e, incluso, a los empresarios y actores.
Mihura
(Madrid, 1905-1977) es la primera figura del teatro cómico español posterior a la guerra. Tiene una gran capacidad para urdir tramas sorprendentes, dando una gran dignidad a géneros como la comedia de enredo, el vodevil o el teatro policíaco. Indudable es también su sabiduría en el manejo de los recursos escénicos y su habilidad en el diálogo, así como su imaginación y su sentido del humor. Su primera obra -sin duda, la mejor- "Tres sombreros de copa", es una auténtica precursora del teatro del absurdo, pese a que no fue entendida en su época, lo que llevó al autor a poner freno a su libertad creadora y a sus audacias expresivas. Eso se nota en su producción posterior, de la que destacan: "Maribel y la extraña familia" y "La bella Dorotea".



A finales de los años 40 da comienzo una nueva andadura para el teatro, que se impregna de un nuevo carácter ético y crítico de la sociedad. En este sentido, cabe hablar de teatro comprometido o soterrado, donde se introduce la protesta y la denuncia que empieza por Buero y Sastre y que continua con la generación realista de los años 50.
En 1949, con el estreno de "Historia de una escalera", comienza no solo la obra dramática de Antonio Buero Vallejo (Guadalajara, 1916 - Madrid, 2000), sino el nuevo drama español, fundada en la necesidad de compromiso con la realidad inmediata, en la búsqueda lúcida y apasionada de la verdad y en la voluntad de inquietar y remover la conciencia española.
La importancia histórica del teatro de Buero estriba en la vuelta ejemplar a una realidad problemática concreta, es decir, a un realismo temático de signo crítico, en la gravedad y hondura del descenso al territorio de lo real, en la universalidad más allá de todo provincianismo temático e ideológico, del pensamiento dramático, en la trascendencia social y humana del conflicto y, en cuanto a la técnica y al lenguaje, en la superación de toda retórica y de todo formalismo.
Si damos una mirada general al teatro de Buero, veremos que sus obras son esencialmente ambiguas y plurivalentes; sus obras no concluyen cuando el telón cae, porque es entonces cuando comienza la segunda y definitiva parte del drama, que está en función de lo que cada uno elija; es, por tanto, el teatro de Buero, un teatro interrogatorio, que plantea problemas y preguntas que el espectador ha de contestar, aunque a veces el autor dé su propia respuesta por boca de uno de sus personajes, sin que esta respuesta anule la posibilidad de otras.
Podemos dividir su p
roducción en varias etapas:
  • Etapa realista. Pertenecen a ella una serie de obras cuyo tema central es la realidad contemporánea. La acción se sitúa en un tiempo real y un espacio escénico que reproduce lugares concretos. Los hechos, además, se suceden en orden cronológico. Pertenecen a este grupo obras como "Historia de una escalera" (1949), "En la ardiente oscuridad" (1950), "Hoy es fiesta" (1956), etc. Buero utiliza un concepto de realismo más amplio que el que habría de triunfar en los años 50: introduce algunos elementos innovadores como, por ejemplo, la búsqueda de lugares insólitos (una escalera, la azotea de una casa) en los que se desarolla la accion. Con "Historia de una escalera" vuelve el realismo tradicional. Allí el autor reflexiona sobre la mediocre vida material y espiritual de varias familias, habitantes de una vieja casa de vecindad a lo largo de treinta años (1919 a 1949). Realismo algo fantasmal -probablemente a causa de la censura-, ya que los personajes explotados y socialmente divididos parecen ser habitantes de ningún país concreto.
  • Etapa de reflexión histórica. Se inicia en 1958. En ella Buero Vallejo escribe una serie de obras de tema histórico en las que se sirve del pasado para reflexionar sobre el presente; esta forma consigue burlar la censura y llega a su público. Pertenecen a este periodo: "Un soñador para un pueblo" (1958), sobre la figura de Esquilache; "Las Meninas" (1960), protagonizada por Velázquez, y "El concierto de San Ovidio" (1962). El autor aborda en ellas el tema de España y el destino del pueblo en una sociedad injusta. Estas obras, estructuradas a partir de cuadros aislados, se suceden dentro de un mismo acto; se da entrada a la continuidad temporal y la accion se sitúa en lugares escénicos abstractos. Al final de esta etapa, Buero escribe dos obras que pueden considerarse de transición: "La doble historia del doctor Valmy" y "El tragaluz" escritas ambas en 1967.
  • Última etapa. Caracterizada por la utilización de un punto de vista subjetivo. En las obras de este periodo, la acción fustiga al espectador a través de la visión subjetiva de uno de los personajes, que además padece alguna limitación física o psíquica. El espectador no ve la realidad sino la versión que de ella tiene el protagonista. En "El sueño de la razón"(1970), centrada en la figura de Goya, Buero retoma el tema histórico y hace vivir al público la sordera del célebre pintor; en "Llegada de los dioses"(1971), el espectador ve en el escenario las alucinaciones de Julio, que es ciego; en "La Fundación"(1977), el público cree que Tomás, mentalmente trastornado, que una celda, en la que esperan varios condenados a muerte, es una lujosa fundación. Por último, en "La detonación"(1977), el autor nos presenta los pensamientos de Larra en los breves minutos que anteceden al pistoletazo con el que acaba con su vida; un breve espacio de tiempo real se convierte en más de dos horas de representación. Esta larga producción teatral, unida a la que continuó escribiendo durante la transición, confirma a Buero Vallejo como el principal autor teatral de la segunda mitad de nuestro siglo.
En 1945 un grupo de jóvenes entre los cuales estaba Alfonso Sastre (Madrid, 1926) forma "Arte Nuevo"; lo que les unía, afirma Sastre, no era otra cosa que "la náusea ente el teatro burgués de aquel momento". En 1950, Sastre y José Mª de Quinto publican un manifiesto en que se proclama la creación de un "Teatro de Agitación Social", uno de cuyos puntos decía: "Ni inhibición social ni exhibición política: testimonio". Se defendía así un teatro no partidista, dentro de un esquema que Sastre definía como una especie de moralismo libertario. En otras obras teóricas como "Drama y sociedad" y "Anatomía del realismo", expone sus ideas sobre el teatro e insiste en la necesidad de hacer literatura desde una óptica realista. Con la decisión de profundizar en el estudio del realismo funda en 1960 el "Grupo de teatro realista", y hace una llamada a los actores y autores españoles que quieran participar en una investigación práctica y teórica del realismo y sus formas.
Con relación al pensamiento de Alfonso Sastre es de interés aludir a la polémica que sobre posibilismo e imposibilismo, sostuvo en 1960 con Buero en la revista Primer Acto. Sastre defendía que el artísta no debe pensar que existe un teatro imposible de publicar y de estrenar, porque no hay criterios ciertos de su imposibilidad. Es preciso hacer un teatro que ignore todos los límites oficiales, las prohibiciones del sistema, e intentar que llegue a ser posible. Si no existe libertad, hay que actuar como si la hubiera. la opinión de Buero es distinta: "Cuando yo predico la posibilitación, no predico acomodaciones; propugno la necesidad de un teatro difícil y resuelto a expresarse con la mayor holgura, pero que no sólo debe escribirse, sino estrenarse. Un teatro lo más arriesgado posible, pero no temerario".
A pesar de las divergencias entre ambos, el teatro de Sastre parte de los principios similares al de Buero. Pretende investigar la condición del hombre de nuestro tiempo y examinar sus relaciones con la sociedad, utilizando para ello un teatro trágico que sirva de protesta y de invitación a la reflexión.
Temas constantes en su obra son: la opresión, a la que opone la libertad, y la perspectiva de una nueva revolución social en nuestro tiempo. Entre sus obras destacan: "Escuadra hacia la muerte", "Guillermo Tell tiene los ojos tristes", "La mordaza" y "La taberna fantástica".

2. Década de los 50.
    • Generación realista. Teatro de denuncia y protesta
      • Siguen a Buero y Sastre.
      • Las injusticias sociales se convierten en tema (la explotación, la vida proletaria, la marginación).
      • Su lengaje es violento y desafiante.
      • La mayoría de sus obras no podrán ser estrenadas.
      • Autores representativos: Lauro Olmo, José Martín Recuerda, Muñiz, Rodríguez Buded, Rodríguez Méndez
Años 50
La influencia de Buero y Sastre se deja sentir en una serie de autores que comienzan a estrenar mediada la década de los 50: Martín Recuerda, Muñiz, Lauro Olmo, Rodríguez Buded, Rodríguez Méndez. Estos serían los mienbros de la Generación realista de posguerra.
Todos estos autores se sitúan ante la situación española de forma inconformista, con el propósito de decir abiertamente la verdad, de oponerse a un teatro evasivo y de hacer teatro en y para España.
Los temas son: la injusticia social, la explotación del hombre por el hombre, las condiciones inhumanas de la vida del proletariado, del empleado y de la clase media baja, su miseria y su angustia, la hipocresía social y moral de los representantes de la sociedad establecida y la desmitificación de principios y valores que le sirven de fundamento.
En cuanto al lenguaje teatral escogido, este suele tener un tono coloquial, con imitaciones del habla de la calle y a veces expresiones violentas. El lenguaje es la consecuencia de una toma de posición frente al lenguaje oficial, bien sonante y neutro, y de una actitud de protesta desenmascaradora de una violencia real.
Los protagonistas de este teatro, no siempre individualizados, suelen aparecer como víctimas. Puestos por el dramaturgo en una situación de "callejón sin salida", son aniquilados por una monstruosa deidad que preside el universo dramático de este teatro: la sociedad alienada, que se presenta bajo diferentes formulaciones: burocracia administrativa, simbólicas viejas solteronas, fuerzas vivas de los pueblos o de las ciudades provincianas, superstición religiosa... Pero lo curioso es que estos verdugos son, a la vez, víctimas culpables y nocivas de una civilización que ha dado carácter racional a su irracionalidad.
Por último, en cuanto a las formas dramáticas utilizadas, estos autores se alejan, por lo general de las formas del teatro de vanguardia o del absurdo, y en su lugar cultivan o un realismo-naturalismo crítico o un neoexpresionismo crítico o una farsa popular de raíz esperpéntica. Con todo, la técnica más usada es la realista, que no es simple ni pobre, sino compleja y rica en recursos y abierta a la poesía, a la belleza, al humor, a la sátira y a lo grotesco.
  • José Martín Recuerda (Granada, 1922 - Motril, 2007).
Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Granada, a partir de 1947 comenzó a ejercer la docencia tanto en Granada (Instituto Padre Suárez) como posteriormente en Madrid.Durante ese tiempo comienza a escribir teatro, y en 1953 estrena su primera obra, "La llanura". Más tarde vendrían éxitos como "El teatrito de Don Ramón" (1958), por el que se le concedió el Premio Lope de Vega, "Las salvajes en Puente San Gil" (1963), estrenada en el Teatro Eslava de Madrid, bajo dirección de Luis Escobar, "Como las secas cañas del camino" (1965), "Las ilusiones de las hermanas viajeras" (1967), "El caraqueño" (1971), "El engañao" (1976), por el que recibe su segundo Premio Lope de Vega o "Las arrecogías del beaterio de Santa María Egipciana" (1977), con papel principal para Concha Velasco y dirección de Adolfo Marsillach.En 1966 se exilió voluntariamente de España y residió primero en París, ejerciendo como profesor en la universidad de La Soborna y más tarde en Estados Unidos país en el que impartió clase en la Universidad de Washington y en el Humbolt State College, de California. Regresó a España en 1971. Murió en Motril en Junio de 2007.
  • Lauro Olmo (1922-1994).
Se trata de un escritor autodidacta que compone sus dramas a partir de su experiencia. En 1962 conoce el éxito con "La camisa", que presenta la mísera vida de unos chabolistas; otras obras son: "La pechuga de la sardina" (1962), "La Noticia" (1963), "El cuerpo" (1965), etc.

3. Desde la década de los 60.
    • Es un panorama amplio y diverso.
    • Comienzan ganando fama Antonio Gala (teatro lírico), Fernando Arrabal (Teatro Pánico), Francisco Nieva o Miguel Romero Esteo.
    • Algo más tarde surgen diversas tendencias como:
      • Teatro underground.
      • Teatro colectivo (Tábano, La Cuadra, Els Joglars, Els Comediants): nuevos lenguajes, trabajo colectivo, implicación del público. Dicen preferir el popular.
      • Teatro de la calle. Finales de los 70 y principios de los 80. Pérdida de la palabra en provecho de la música, los montajes, la escenografía urbana...
Establecer el panorama del teatro en las últimas décadas del siglo XX es, sin duda, una tarea compleja. La principal dificultad estriba en la falta de datos sobre publicaciones y estrenos. A continuación, realizaremos un recorrido por los principales autores e hitos dramáticos de este período.

Teatro lírico
: Antonio Gala (Ciudad Real, 1936), su producción abarca todos los géneros literarios: teatro (con el que alcanzó la fama), ensayo, lírica, narrativa y periodismo. El denominador común es su carácter lírico, preocupado por la problemática de ser humano y sus relaciones con la sociedad. La ética y el compromiso con las inquietudes de ser humano se mezclan con el humor y los desgarrados lamentos de sus personajes ante un destino de difícil gobierno. Destaca su lenguaje en los distintos registros y en su fuertza crítica. En 1963 obtiene el Premio Nacional del Teatro Calderón de la Barca por la obra "Los verdes campos del Edén"; y en 1990 el Premio Planeta por su novela " El manuscrito carmesí". Otras obras son:
"El sol en el hormiguero" (1967), "Anillos para una dama" (1973).

Teatro Pánico
: Fernando Arrabal (Melilla, 1933) una de las corrientes más influyentes de los años 60 es el denominado teatro del absurdo. Es un teatro provocativo; sus autores califican sus obras de antiteatro, pues desean desmontar las reglas del teatro tradicional y luchar contras las normas éticas y estéticas establecidas. Los más representativos son: Eugène Ionesco y Samuel Beckett. En España, esta corriente la representa un español afincado en Francia: Fernado Arrabal. La obsesión de su obra es la imagen de la muerte, el sadismo, la tortura y la violencia, de modo que su teatro oscila entre el del absurdo y el de denuncia y protesta. Entre sus dramas destacan "Atarán con grilletes la flores" y "Beau Ciau"; influidas en cierto modo por el surrealismo, representan la plasmación de ese mundo sádico y osceno que tan propio le es.
Un aspecto nuevo de su dramaturgia es lo que se conoce como el teatro pánico, donde se mezclan los elementos más diversos, desde el absurdo a la crueldad o al surrealismo, en unas denominadas fiestas pánicas, espectáculos francamente provocadores que han traído, en ocasiones consequencias desagradables; tal es el caso de lo ocurrido con dos obras estrenadas en París: "El arquitecto y el emperador de Asiria" y "El jardín de las delicias". Otras obras son: "El laberinto" (1961), "Teatro de guerrilla" (1969). Sus obras siempre en contra del régimen franquista, estuvieron prohibidas en España hasta la llegada de la Democrácia.
Otros autores de esta década:
  • Francísco Nieva (Ciudad Real, 1929).
Es mienbro de la Real Academia de la Lengua Española y catedrático de la Real Escuela Superior de Arte Dramático. Ha recibido el Premio Nacional de Teatro (1979), el Príncipe de Asturias de las Letras (1992) y el Nacional de Literatura (1992). Ha creado el denominado teatro furioso, caracterizado por la libertad imaginativa y la expresividad. Además escribe un teatro de farsa y calamidad, por ejemplo sus obras: "Funeral y pasacalles" (1971), Coronada y el Toro (1975).
  • Romero Esteo (Cordoba, 1930).
Posee gran reconocimiento fuera de nuestras fronteras. Ha obtenido el Premio Europa (1985) y el Premio Andalucía de Teatro (1991). Su teatro se ha considerado puramente literario, sin posibilidad de ser llevado a escena. Obra suya es "Pizzicato irrisorio y gran pavana de lechuzos" (1966).



A partir de los años 70 cobran protagonismo un grupo de dramaturgos lanzados hacia una renovación de la expresión dramática. Surge una nueva vanguardia teatral. Entre sus representantes podemos distinguir dos grupo:
  1. Autores coetáneos de los dramaturgos realistas de los que, sin embargo, se distancian: José Mª Bellido, Francisco Nieva, José Ruibal, Martínez Ballesteros...
  2. Autores más jovenes, como Luis Matilla, Alberto Miralles, Martínez Mediero, López Mozo...
El teatro de estos dramaturgos, se caracteríza por su carácter parabólico y recive la denominación de teatro subterráneo (underground). Es un teatro difícil y marginado cuyo desarrollo no ha logrado sofocar la represión sensorial. El sentido simbólico de este teatro, exigido por la necesidad de enmascarar personajes próximos y situaciones actuales, conduce a una universalización de los temas políticos. Así, España es el país de mendigos y turistas, regidos con un Asno, un Perro y un Cuervo (autoridad civil, militar y religiosa) de "Los mendigos" de Ruibal.
Según Ruiz Ramón (crítico teatral) hay tres elementos característicos del estilo dramático del grupo:
  • Destrucción interna del personaje.
  • Uso de una acción y un lenguaje parabólico.
  • Peculiar empleo del espacio escénico, que se llena de objetos sonoros o visuales, a veces estáticos (una jaula, una sirena) a veces dinámicos (sonidos o luces).
A juicio del mismo crítico, tres son también, los peligros de este teatro:
  • La ambigüedad del sistema de signos.
  • El carácter oscuro de los símbolos.
  • Falta de tensión y conflicto dramático, lo que produce sensación de estatismo y monotonía.

Paralelo al teatro subterraneo, surgen los grupos de teatro independiente, como alternativa estética, cultural y política al teatro comercial. Lo llamaremos teatro colectivo y sus caracteres generales son:
  • Su carácter, heredero del teatro de cámara, opuesto al teatro comercial.
  • Valoración de trabajo de investigación sobre diferentes lenguajes teatrales.
  • Revalorización del teatro como labor de conjunto.
  • Consideración del texto como apoyo del espectáculo.
  • Configuración del espectáculo en función de los destinatarios.
Estos grupos entre los que destacan Els Joglars, TEI, Goliardos, Tábano, Esperpento, La Cuadra, Akelarre, Teatre Lliure o Els Comediants, surgieron como respuesta a una práctica teatral dominada por el sentido mercantilista, un teatro centralizado en Madrid y Barcelona. Tales grupos con obras de autor o creaciones colectivas, han llevado a cabo una síntesis en dos direcciones. De una parte, la experimental, que han asimilado las tendencias más renovadoras: Brecht, Artaud, Grotowski, Living Theatre. De otra, y dirigido a un amplio sector del público, se desarrolla el teatro de calle (finales de los 70, principio de los 80). algunas características de este teatro son:
  • Actuan no solo en salas sino en pabellones deportivos, calles y plazas.
  • Los espectáculos son itinerantes (desfiles, pasacalles).
  • Menor valoración de la palabra en beneficio de elementos plásticos (sonoros, visuales).
Teatro español de los últimos años:
El teatro se encuentra en situación de crisis, se cierran salas, escasean los autores y las obras de calidad, desaparecen la representaciones en televisión...
Con la entrada de las Autonomías, los grupos de teatro independientes, serán los encargados de enriquecer la historia teatral de regiones atrasadas.En esta línea,a partir de los 80 se ha notado una proliferación de los festivales de teatro(festival de Granada).La Administración Central y las Comunidades Autónomas conceden subvenciones a estos grupos independientes y sus espectáculos,algunos de los cuales se han convertido en grupos estables (Els Joglars);otros han desaparecido,pero también han surgidos grupos nuevos como La Fura dels Baus,con aportaciones novedosas.
Algunos de estos grupos hacen teatro de calle-Els Comediants-o siguen líneas de experimentación-Dagoll-Dagom,La Cubana, Els Joglars-.
Se procura traer al teatro a nuevos públicos,como el escolar,con representaciones ajustadas a los programas académicos.Se facilita la publicación de obras de autores jovenes o se crean revistas de teatro como El Público.
Se crea la Compañía Nacional de teatro Clásico.
Se representa por vez primera obras como El Público de Lorca.
Lo más típico del panorama teatral de los años 80 y 90 es la dispersión de tendencias:
  • Los autores ya consagrados como Buero,Sastre,Gala, Martín Recuerda que siempre están abiertos a la innovación.En esta línea hay que situar un éxito teatral de los últimos años:"Las bicicletas son para el verano",de Fernando Fernán Gómez.
  • Hay autores, que aunque empezaron a escribir en la dictadura,se dieron a conocer a partir de la transición:Francisco Nieva,Alonso de Santos,Fermín Cabal,Sanchís Sinisterra.Cada uno de ellos,ensayan caminos propios:Nievas con su teatro furioso la obra"El baile de los ardientes".Sanchís Sinisterra hace una especie de teatro histórico de corte realista en "¡Ay,Carmela!".Alonso de Santos revitaliza el sainete en "La estanquera de Vallecas" y en "Bajarse al moro",obras de gran éxito comercial,sobre problemas de la actualidad.Fermín Cabal va desde el naturalismo costumbrista de comedias como "Tu estás loco,Briones",hata la reflexión sobre los problemas de la propia creación teatral en "Caballitos del diablo".
  • No debemos olvidar a los autores más jovenes,cuyas obras aparecieron ya en la democracia:Paloma Predero,Manuela Reina y Maribel Lázaro,todas ellas autoras de éxito y que reflejan la novedosa presencia de la mujer en el panorama actual.Ana Diosdado triunfa con "Los ochentas son nuestros".
  • En los últimos años han tenido auge musicales como "Evita"; "El fantasma de la ópera" o "EL hombre de la Mancha".





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